Redacción - 21 de mayo de 2020
White Lines, la nueva serie de Netflix firmada por el creador de La Casa de Papel, Alex Pina, está cosechando grandes éxitos desde su lanzamiento el pasado viernes, pero a la vez ha enfadado a muchos por la imagen irreal que muestra de Ibiza.
La serie asegura mostrar el "ambiente extravagante y sensual de Ibiza" con "una combinación de buen gusto e inteligencia" pero lo cierto es que todo se resume en una sarta de DJs delincuentes y drogadictos en una trama argumental absurda.
Los medios locales, se hacen eco del sentir del pueblo ibicenco. Con una dura crítica firmada por Carlos Martorell, el Diario de Ibiza carga con dureza contra la producción. En primer lugar señala que pese a venderse como una producción localizada en Ibiza, prácticamente todas las escenas están rodadas en Mallorca.
Martorell acaba su crítica pidiendo a las autoridades locales que inviten a Ibiza a Alex Pina, director y productor de esta serie y se ofrece a enseñarle "una Ibiza que desconoce".
La protagonista de la historia es Zoe una inglesa con problemas psiquiátricos que se traslada a Ibiza para investigar el asesinato de su hermano Alex, un famoso DJ que era el ejemplo perfecto de inglés promedio que visita la isla: drogadicto, masoquista, bisexual, prepotente e imbécil y aficionado al balconing. Él desapareció hace 20 años y ahora acaba de aparecer su cadáver en Almería.
La serie muestra orgías para ricos. Cocaína, heroína, mescalina, porros y pastillas se consumen en jardines con piscina mientras se practica sexo, estilo porno, con música electrónica a todo decibelio. Además, hay asesinatos, escenas de mucha violencia y torturas.
Esto hace que algunos, al hacer sus análisis sobre la serie y sin haber conocido antes la isla, afirmen que "porsiacaso" jamás la visitarán. Todo un ejemplo de cómo una ficción puede cargarse la reputación de toda una isla que vive del turismo.
https://www.youtube.com/watch?v=lhqHYvZ02Dc
