19 de marzo de 2024
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El arzobispo de Burgos defiende que las víctimas de violación se resistan hasta la muerte

El arzobispo de Burgos defiende que las víctimas de violación se resistan hasta la muerte

Redacción - 15 de julio de 2019

Fidel Herráez Vegas, arzobispo de Burgos

El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vegas, ha escrito una carta que ha sido publicada en varios espacios, entre ellos en la web del Opus Dei y la del Arzobispado.

El ‘delfín’ del todopoderoso cardenal Rouco Varela está alejado de las reformas que plantea el Papa Francisco y defiende que las víctimas de violación se resistan hasta la muerte.

Su carta se engloba en la iniciativa de beatificar a Marta Obregón, joven asesinada por Pedro Luis Gallego, el ‘violador del ascensor’, en 1992.

Este criminal sembró el terror en Valladolid en el verano de aquel año y fue finalmente condenado por 18 violaciones y dos asesinatos, el de la vallisoletana Leticia Lebrato y el de Marta Obregón.

El arzobispo de Burgos dice en su misiva: “Marta también es un estímulo para vivir todas las virtudes cristianas que ella fue descubriendo: la alegría, el servicio, la entrega… Pero, en especial, la grandeza de la castidad, como se hace visible cuando resiste y lucha hasta morir asesinada por defenderla. Una virtud hoy poco valorada, que nos ayuda a orientar el amor y la entrega hacia su plenitud y belleza más singular”.

La fiscala en el caso de ‘la manada’ dijo exactamente lo contrario advirtiendo que “no se puede exigir a las víctimas actitudes peligrosamente heroicas”.

Fidel Herráez Vegas afirma en su web que “va a ser preciso afrontar desembolsos significativos inevitables, inherentes a los trámites que conlleva la causa” en esta nueva fase y por ello pide que la gente done dinero a una cuenta bancaria. La causa de la beatificación de Marta Obregón ha recaudado entre enero y mayo 961 euros.

En 2018 se publicó el libro Marta Obregón «Hágase», yo pertenezco a mi amado, un libro donde se puede leer las palabras de Nicolás Jove de la Barreda, doctor en Ciencias Biológicas y catedrático de Genética, que sigue la línea del arzobispo: “Por un lado, el rostro de su cadáver era una cara de paz. Paz existente en quién ha sido asesinada por defender su castidad, habiendo recibido muchos golpes, así como catorce puñaladas. Paz que sólo cuadra con haber tenido una muerte santa, perdonando a su asesino”.

Sin palabras.