2 de noviembre de 2018
Ana Julia Quezada lleva encerrada en la prisión almeriense de El Acebuche desde el pasado mes de marzo, cuando fue detenida por el crimen del niño Gabriel Cruz. En un primer momento, para evitar represalias o que la propia asesina confesa de Gabriel pudiese correr riesgos, las autoridades le asignaron un presa de confianza que permanecía junto a ella durante las 24 horas del día.
Sin embargo, en contra de lo que los especialistas esperaban, la situación ha cambiado y Ana Julia se ha integrado a la perfección con el resto de compañeras y ha mostrado gran iniciativa a la hora de participar en todo tipo de iniciativas.
Ahora que se ha constatado que su vida no corre peligro, ha recibido un régimen normalizado y sin ninguna persona que la vigile de cerca permanentemente. Gracias a ello, tiene la oportunidad de formar parte de todas las actividades que se programan diariamente en el centro.
Su día a día se compone de una rutina que incluye visitas al gimnasio, a la biblioteca y a la peluquería. La monotonía se rompe con cursos de todo tipo que, como indica Instituciones Penitenciarias en su página web, incluyen los siguientes "más demandados": talleres de hilos, pintura, música, marquetería, teatro, espejos, cursos de informática y cursos de desarrollo personal.