Redacción - 8 de mayo de 2020
España acaba de confirmar su primer caso de un gato infectado con el nuevo coronavirus, lo que eleva a seis el número de este extraño tipo de casos a nivel mundial. Los expertos recuerdan que no se ha demostrado que los animales domésticos como gatos o perros puedan transmitir la enfermedad a los humanos, por lo que son víctimas colaterales que pueden contraer la enfermedad al estar en contacto ellos con humanos contagiados.
Así lo explican desde el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA). "La cadena de transmisión del virus se produce de las personas hacia los gatos, y éstos son las víctimas colaterales de la enfermedad en los humanos", señala Joaquim Segalés, investigador del IRTA-CReSA y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Ahora que este nuevo virus está presente de manera amplia entre millones de humanos en todo el mundo "es posible que algunos animales se infecten debido al contacto estrecho con personas infectadas", afirma Natàlia Majó, directora del CReSA y profesora de la UAB.
Los estudios científicos publicados hasta ahora apuntan que los gatos son una de las especies animales sensibles a la infección por SARS-CoV-2; también son sensibles a ésta los hurones, los visones, los hámsteres, los primates no humanos y, en menor medida, los perros. "Sin embargo, hay pocos estudios sobre la susceptibilidad de diferentes especies animales al nuevo coronavirus y sobre la dinámica de la infección en especies animales susceptibles", comenta Majó.
Volviendo al caso de "Negrito", el gato español que ha fallecido y dado positivo al coronavirus. Según detalla la prensa especializada, ingresó en un hospital veterinario porque tenía dificultades graves para respirar, una temperatura rectal de 38,2ºC, un nivel de plaquetas muy bajo y una insuficiencia cardiaca.
Ante las graves patologías que presentaba se le aplicó una eutanasia humanitaria, por lo que no se trata de un caso comparable al del perro Excálibur, asesinado después de que su dueña resultara contagiada por el Ébola.
El gato fue derivado al CReSA, donde se le practicó una necropsia, que evidenció que el gato presentaba una cardiomiopatía hipertrófica felina, cuyo origen es generalmente genético, y que las causas del fallo cardiorrespiratorio agudo fueron un edema y una congestión y hemorragia pulmonares.
Por tanto, los expertos concluyen que "el hallazgo de SARS-CoV-2 en este animal fue incidental y no estuvo relacionado con la sintomatología clínica por la que se decidió eutanasiarlo".