7 de marzo de 2019
El excomisario José Manuel Villarejo señaló que los servicios secretos de Marruecos participaron presuntamente en la organización del atentado del 11-M que mató a 191 personas en Madrid.
Ahora, en un escrito enviado a la Audiencia Nacional, el agente vincula además a la inteligencia francesa.
Desde la cárcel, Villarejo asevera que los espías franceses facilitaron la huida de Jamal Ahmida, alias El Chino, condenado a 13 años de prisión, y que cruzó España con los explosivos que se usaron en los atentados del 11-M.
El 28 de febrero de 2004, agentes de tráfico pararon a El Chino cuando volvía de Asturias con el coche lleno de explosivos que le entregó José Emilio Suárez Trashorras, también condenado por el Supremo y confidente de la Guardia Civil, el cual robó la dinamita de una mina sin vigilantes.
"Francia conocía perfectamente las actividades de casi todos los departamentos policiales y de Inteligencia que se encargan en España de la lucha antiterrorista por la alianza y colaboración durante los últimos años, tanto en lo que respecta a ETA como al yihadismo", afirma Villarejo en el texto enviado al juez Manuel García-Castellón que le investiga en distintas piezas abiertas en la denominada operación Tándem.
Según su defensa, la operación de espionaje que presuntamente le encargó el BBVA sirvió para conocer datos de los servicios secretos franceses sobre el 11-M y que la hizo como agente encubierto.
Según Villarejo, España y Francia operaron juntos en “supuestos atentados fingidos” para detener terroristas “siguiendo el modelo de espionaje americano” se facilitaba a los investigados el acceso a explosivos controlados para ser detenidos después con ellos "y poder adelantar preventivamente" la comisión de atentados reales.
El excomisario afirma que los espías franceses sabían “perfectamente cómo se propiciaban supuestos atentados fingidos" en suelo español y, según Villarejo, se sirvieron de ello para propiciar el 11-M de forma que los terroristas, en los que había delincuentes comunes, recibieron ayuda “muy profesional” para poder burlar a la Guardia Civil.
En 2003, el primer ministro de Francia, Jacques Chirac, se reunió en “numerosos encuentros privados” con el rey de Marruecos Mohamed VI.